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TRÁGICO EPISODIO PARA CONOCIDA FAMILIA
Domingo, 16 de febrero de 2014
Denuncian grave hecho en el hospital de Corzuela
Una situación trágica tuvo que padecer una reconocida familia de Corzuela que soportó el fallecimiento de su hijo de 30 años, tras llevar adelante un tratamiento médico que lamentablemente tuvo un fatal desenlace por la falta de atención médica específica y porque en un momento determinado el hospital de Corzuela no contaba con oxígeno para ayudarlo a respirar.

Así fue denunciado públicamente por la señora Rosa Cuevas y el señor Alberto Legunda, padres de Jesús Hernán Legunda, quien falleciera el pasado 10 de enero a las 7.30, debido a que no contó con la asistencia médica que correspondía para contrarrestar su enfermedad.


Según los padres entienden que su hijo tuvo un fatal desenlace por falta de atención médica específica y por falta de oxígeno en el nosocomio de esta localidad. Relató el matrimonio que su hijo desde el año 2007 padece problemas respiratorios, donde desde este hospital le diagnostican que padece una enfermedad denominada tuberculosis (TBC) e inicia un tratamiento médico que incluso deriva en la atención de un especialista (neumólogo) del Hospital Gervasio Posadas, de la provincia de Buenos Aires, donde se le comprueba fehacientemente que no padece esa enfermedad diagnosticada desde el hospital de Corzuela. Le confirmaron que padece una afección pulmonar denominada bronquiectasia, que consiste en una dilatación anormal y permanente de bronquios, por lo que se le prescribe un tratamiento prolongado para sobrellevar esta enfermedad, que en un período determinado de varios meses, él puede superar su dolencia con una notable recuperación de su salud, por lo que se traslada a nuestra ciudad para seguir con su vida cotidiana. Después de un tratamiento prolongado sufre una descompensación el 26 de diciembre del año pasado, y es internado en el hospital de Corzuela. Continúan los padres que luego de unos días lamentablemente fallece después de una serie de sucesos que llevó a su familia a tomar actitudes desesperadas para salvarle la vida. La señora Rosa Cuevas relató que en todo momento los médicos de este hospital no hicieron caso al diagnóstico y a los estudios de alta complejidad realizados en la provincia de Buenos Aires, y en todo momento manifestaron que su hijo padecía una TBC, con el consiguiente trato discriminatorio hacia su persona: “en una oportunidad que mi hijo se quejaba por dolores tuvimos que pedir por favor al médico Juan Carlos Villalba, quien sostenía que mi hijo padecía una TBC, entrara para atenderlo y tuvimos que ver cómo se negaban a entrar a la habitación, ni que fuera mi hijo un perro sarnoso”, explicó entre sollozos. Remarcó que igual actitud tuvieron algunas enfermeras, el médico Alejandro Santillán y el mismo director del hospital Luis Alberto Sosa: “ellos lo tenían como un enfermo tuberculoso mientras que contradecían todos los estudios y el diagnóstico del especialista del Hospital Posadas de Buenos Aires, médico que constantemente se comunicaba con nosotros e incluso habló con el director Luis Sosa, quien le manifestó que mi hijo estaba muy bien, mientras que estábamos desesperados para salvarle la vida” explicó la señora madre.
Sus padres Alberto Legunda y Rosa Cuevas denunciaron que además faltó oxígeno para la asistencia en el nosocomio.

El paciente fue derivado tres días más tarde al hospital de la ciudad de Sáenz Peña, donde según el testimonio del padre “se burlaron de mi hijo, fue en la ambulancia sin oxígeno, y cuando llegamos la médica ni siquiera lo recibió, ni se acercó a la silla de ruedas donde estaba mi hijo, dijeron que no lo iban a recibir porque no tenían camas y por otras cosas y así volvimos sin oxígeno en esa ambulancia, que teníamos que abrir una ventanita para que le entrara aire; desesperados veíamos como se moría mi hijo que de milagro pudo sobrevivir”, relató el señor Alberto Legunda.

Una semana después vuelven a trasladarlo a la ciudad de Sáenz Peña y de nuevo no es hospitalizado allí y regresa al hospital de Corzuela, recorriendo unos ciento sesenta kilómetros sin oxígeno: “mi hijo debía tener de manera permanente una mochila de oxígeno y sin embargo debíamos abrir una ventanilla para que pueda aliviarse” relató la madre quien al regresar al hospital de Corzuela la situación no cambió para nada ya que no se contaba con el oxígeno suficiente que demandaba para estabilizar la situación de salud de su hijo.

Insistió que “mi hijo sobrevivió de milagro y esas dos derivaciones directamente agravaron su estado de salud que pocos días después nuevamente generó que lo trasladen a Sáenz Peña, donde lo compensaron y en la misma ambulancia fue derivado al Hospital Perrando de Resistencia, con un solo tubo de oxígeno que se terminó antes de llegar a la estación de peaje de la ciudad de Makallé”, explico la señora Cuevas. Su estado era grave al arribar al hospital de la capital chaqueña y no se pudo revertir, produciéndose su muerte el día 10 de enero aproximadamente a las 8.

La odisea desgarradora de los padres fue sintetizada por la madre: “estos médicos hicieron un abandono de persona, nadie se preocupó por salvarle la vida a mi hijo, no tenían oxígeno en el hospital, mandaron a buscar un tubo de Campo Largo, y cuando yo le reclamé al doctor Alejandro Santillán qué por favor haga algo por mi hijo, dijo que no podía hacer nada porque su turno terminó, que yo le prenda fuego al hospital si quería, y que eso es culpa del director, y subió a una moto y nos dejó ahí desesperados”.

El caso tuvo trascendencia en medios locales y la situación fue informada al propio ministro de Salud Antonio Morante, quien determinó se hicieran presentes en este nosocomio funcionarios de su ministerio, entre ellos el médico Carlos Franco, quienes se entrevistaron con los padres del joven fallecido comprometiéndose a investigar y aplicar sanciones a los responsables de tremendo suceso.

A más de un mes los padres decidieron manifestar públicamente otra vez su descontento ya que señalaron que pudieron constatar que el director de Zona Sanitaria IV con asiento en Las Breñas, Fabricio Ramírez, enterado de esta situación y en oportunidad de visitarlos a pocas horas del entierro de su hijo, sin que ellos supieran grabaron la charla privada que mantuvieron, y dio a publicidad en un programa de una radio en frecuencia modulada propiedad del médico Alejandro Santillán, aduciendo que este suceso no era más que una cuestión de interna entre el personal médico de este hospital.

Manifestó Alberto Legunda que lo único que quieren, es que los responsables de los sucedido con su hijo paguen por sus actitudes.


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