¿Qué pasó con el discurso de austeridad que lo llevó al poder?
Viernes, 21 de noviembre de 2025
Chaco enfrenta el peor cierre fiscal en una década tras el gasto electoral: déficit récord y ajuste urgente
El gobernador Leandro Zdero cierra el 2025 con un rojo fiscal que marca un récord negativo para la provincia: un déficit del 8,5% que expone no solo la fragilidad de las cuentas públicas, sino también la falta de previsión política en un año electoral. Mientras la Nación sostenía el ajuste, Chaco eligió expandir el gasto, priorizando la campaña por sobre la sostenibilidad. Hoy, el ajuste llega tarde y con consecuencias sociales profundas.
Durante la primera mitad del año, el Ejecutivo chaqueño impulsó, obras públicas y contrataciones que, si bien respondían a demandas legítimas, se realizaron sin respaldo financiero. La estrategia fue clara: ganar visibilidad, consolidar apoyos, mostrar gestión. Pero el costo fue alto. Los ingresos provinciales no acompañaron ese ritmo y el desequilibrio se volvió estructural.
Ahora, Zdero recorta partidas esenciales para garantizar sueldos y aguinaldos, y recurre a deuda de corto plazo, una herramienta que compromete aún más el futuro. ¿Dónde quedó la promesa de orden y transparencia? ¿Qué pasó con el discurso de austeridad que lo llevó al poder?.
La situación es aún más grave si se compara con otras jurisdicciones. CABA, Córdoba y Santa Fe lograron mantener superávit y acceso al crédito externo. Chaco, en cambio, se hunde en el déficit y pierde autonomía financiera. La Casa Rosada aprovecha este cuadro para imponer condiciones en la negociación del Presupuesto 2026, y Zdero queda atrapado entre la presión nacional y el desgaste local.
La ciudadanía chaqueña merece explicaciones. No basta con culpar al contexto ni con medidas de emergencia. Se necesita una rendición de cuentas clara, una revisión profunda de las prioridades de gestión y un compromiso real con la planificación fiscal. Porque el ajuste no es solo contable: es político, social y ético.
Zdero tiene la oportunidad —y la obligación— de corregir el rumbo. Pero para eso debe abandonar la lógica electoralista y asumir el costo de gobernar con responsabilidad. Chaco no puede seguir pagando los errores de una política que mira el calendario antes que las necesidades reales de su gente.