Fundación Intecnor continúa fortaleciendo el emprendedorismo local
Sonia Ferri y Araceli Altamirano son las fundadoras de Persia, una empresa dedicada a personalizar hogares a través de la fabricación, asesoramiento, venta y colocación de revestimientos de estilo rústico, que fue creciendo de la mano de Fundación Intecnor, la incubadora de empresas de base tecnológica de la UTN Resistencia
Ambas socias fundadoras son arquitectas, lo que les permite garantizar un asesoramiento profesional personalizado de acuerdo a las necesidades de cada cliente, y ofrecen una variada gama de pisos, zócalos, guardas y revestimientos, tanto para interiores como exteriores. En el emprendimiento trabajan actualmente cinco personas, combinando tareas de producción, gestión, venta, diseño e investigación para seguir creciendo en productos y servicios.
"Al ser arquitectas, el concepto técnico ya lo teníamos. Con el acompañamiento de Intecnor logramos obtener un crédito (del Programa Jóvenes Emprendedores) y empezamos a comprar las maquinarias; luego buscamos un lugar cómodo donde instalarnos y siempre estamos buscando incorporar elementos para aumentar la producción", cuenta Sonia. Hoy en día Persia cuenta con un local de venta, en Av. Lavalle esquina Mitre, local 77, y su fábrica, en calle Paso de la Patria -Av. Alvear y calle 17-, donde los clientes pueden acercarse a observar el proceso de producción.
La cofundadora de la empresa no escatima en agradecimientos para con Daniela Tenev y Lorena Rivero, presidente y gerente de Fundación Intecnor, respectivamente, así como para todo el equipo de la incubadora. "Gracias a Intecnor pudimos hacer diversas capacitaciones, acceder a créditos y nos brindaron todo el asesoramiento necesario para registrar nuestra marca. Aún hoy seguimos recibiendo acompañamiento constante; ante cualquier duda, levantamos el teléfono y consultamos a Lorena", afirma.
El toque femenino
Sonia Ferri comenta que mucha gente aún se sorprende al ver a dos mujeres al frente de una empresa de este rubro. Sin embargo, y si bien actualmente cuentan con personal dedicado al proceso de producción, ellas mismas se calzaron el overol desde el comienzo de su emprendimiento -y siguen haciéndolo- para hacerse cargo del mismo. "Teníamos que conocer a la perfección el procedimiento y para eso es necesario tocar la mezcla, ensuciarse", explica. Ello implica también cargar hormigoneras y bajar y subir las piezas. "Al principio, los listones de kebracho (particularmente pesados) los bajábamos entre las dos, hasta que nos acostumbramos al peso y empezamos a hacerlo en forma individual; nos hicimos fuertes", dice, en tono de broma, aunque hablando muy en serio.