El drama de la familia que convive con el dolor por la muerte de su hijo en una incubadora
El 4 de octubre de 2013 nacía Ariel.7 días después fallecía quemado en una "improvisada incubadora" en el Hospital Dante Tardelli, de la localidad de Pampa del Indio, rememora la Diputada Ana María Canata al exponer el estado de abandono en que esa familia vive actualmente. A Sara y su familia, les dieron una vivienda para mitigar el dolor de la pérdida de su hijo, para que no reclame, enfatiza.
La desidia del Gobierno, otra vez se cobraba una vida de un pequeño perteneciente a los pueblo originarios. Sin servicio de neonatología en un nosocomio que brinda atención para los más 8.000 vecinos de Pampa del Indio y los habitantes de 15 parajes de la zona, la precaria incubadora era, literalmente, una cama metálica, con 6 lámparas, una estufa y una frazada. Ariel, solo tenía ictericia (algo habitual en los recién nacidos) y donde debían cuidarlo no lo hicieron, porque el hospital no contaba con el equipamiento adecuado. A su tía, se lo entregaron en una cajita de cartón...
Y como el arrepentimiento llega tarde, se necesitan lavar culpas, o callar voces que puedan opacar el relato de un gobierno que malgasta fortunas en publicidad para sostener mentiras, funcionarios encontraron la forma de "resarcir" a Sara Gomez, la mamá de Ariel, otorgándole una vivienda digna para ella y sus hermanos. Sara es maestra intercultural bilingue, en la pobreza, estudió para tener un futuro mejor...
Seis viviendas fueron ejecutadas por la cooperativa municipal en el Paraje Campo Alemani, 4 de ellas fueron para la familia Gomez, y según tengo entendido, el valor de cada una de ellas, sería de 360 mil pesos.
Cabe destacar que los "eximios" funcionarios que le concedieron las viviendas, no hacían mas que cumplir con el dictamen de la Corte Suprema de Justicia (expte. Nº D - 587/07).
A partir de la denuncia presentada por el Defensor del Pueblo de la Nación, la Corte, ordenó a los Estados Nacional y Provincial garantizar una serie de derechos básicos de las etnias originarias como ser alimentación, agua, atención en salud, educación y viviendas dignas.
A Sara y su familia, les dieron una vivienda para mitigar el dolor de la pérdida de su hijo, para que no reclame, para que nadie se entere que la realidad de los pueblos originarios es muy distinta al discurso del Gobernador. Jugaron con el dolor y las carencias de personas extremadamente vulnerables, y eso es no tener lástima ni respeto por el dolor de una mamá.
Hoy, la casa que sirvió para que los funcionarios ocultaran su negligencia, ni siquiera está terminada, tiene humedad en sus techos, sus paredes con hongos y la familia sigue tristemente sumida en la pobreza, quebrados por el golpe mas duro que pudieron darle. Con el dolor en el alma, Sara llora en un colchón a su ángel que la cuida desde el cielo, un ángel llamado Ariel.