El auto de Zdero llegó a los boxes con las gomas lisas. Su único objetivo era conservar el apoyo moderado obtenido en mayo pero terminó rescatando un triunfo agónico. Para Capitanich, que representa “el pasado” y todos los epítetos que el aparato de propaganda oficial elaboró a lo largo de dos años, la elección de este domingo fue un espaldarazo que reconfigura las perspectivas del peronismo hacia 2027. El “miedo al pasado” no pegó.
A contrapelo de la tendencia nacional, Fuerza Patria tuvo en Chaco su mejor elección desde 2023 forzando el empate técnico en cantidad de votos. Es tan ajustada la diferencia (4.741 votos en la categoría Senadores) que los 10.542 sufragios que falta escrutar, o los datos consolidados del escrutinio definitivo, podrían dar vuelta la elección y arrebatarle a LLA una banca en la cámara alta.
A lo largo de esta campaña Capitanich tuvo la virtud de saber callar a pesar de las operaciones de prensa que lo afectaron como nunca a nivel personal. Pero eso no significa que su campaña haya sido buena, como no lo fue la de LLA.
A saber, hubo una enorme desconexión entre las demandas reales de la sociedad y las estrategias comunicacionales pergeñadas desde los equipos de campaña. Y no me refiero a la dificultad de “vender” una elección legislativa nacional (provincializarla es casi una obligación de manual); hablo de la ruptura casi insalvable entre los líderes y el territorio, donde la cercanía no se solventa con videos de TikTok ni se circunscribe a tres semanas de campaña. Un gran mérito para achicar esa brecha probablemente haya que atribuírselo a los intendentes de ambas fuerzas, pero especialmente a los peronistas, que lo hicieron sin recursos.
Aparte de los miles de millones de pesos utilizados por Zdero para impulsar la campaña de LLA en redes y medios, el gobierno hizo una “caja chica” para acicatear el malestar de sectores díscolos del peronismo, algo que le dio resultado en elecciones anteriores y también en esta.
Con el diario del lunes, los números de Vamos Chaco (el díscolo de este turno electoral) demuestran que Eduardo Aguilar, quien lleva años distanciado de la estructura del PJ, no era el destinatario de los votos anti-Capitanich financiados por Zdero. Pero tampoco lo era Claudia Panzardi, que sólo obtuvo una cuarta parte del porcentaje de votos que conquistó Magda Ayala hace menos de seis meses. A medida que el calendario se acerca a las próximas elecciones generales, los votantes rebeldes moderan su indocilidad. O, como se dice en el peronismo, "se acomodan los melones".
A ojos vista, la celebración paroxística de Zdero el domingo a la noche fue una puesta en escena tan desmesurada como intrascendente. La necesidad del gobernador libertario de seguir pagando sueldos con adelantos de coparticipación ahora choca con un nuevo obstáculo: Milei ya tiene dos votos propios, y fidelizar los de Silvana Schneider y Guillermo Agüero sólo será cuestión de tiempo. Cuando eso pase, Zdero ya no tendrá nada con que negociar.
NÚMEROS DUROS Para la siguiente comparativa (en orden cronológico) vamos a manejarnos con los guarismos oficiales publicados hasta las 4:35 de la madrugada:
GENERALES DE 2023 (73,09% de participación) -Juntos por el Cambio, 316.520 votos (46,2%) -Frente Chaqueño, 286.077 votos (41,76%) -CER, 34.595 votos (5,05%)
LEGISLATIVAS PROVINCIALES DEL 11 DE MAYO (52,26% de participación) -Chaco Puede + LLA, 235.052 (45,65%) -Frente Chaco Merece Más, 173.302 votos (33,66%) -Frente Primero Chaco, 58.719 votos (11,4%)
LEGISLATIVAS NACIONALES DEL 26 DE OCTUBRE (65,27% de participación) -LLA, 290.745 votos (45,88%) -Fuerza Patria, 286.004 (45,13%) -Vamos Chaco, 15.921 votos (2,51%)
Por las variaciones en los niveles de participación de los tres comicios conviene primero comparar porcentajes. Mientras el peronismo describió una “√” (41,76%; 33,66%; 45,13%), el radicalismo hizo una “” (46,2%; 45,65%; 45,88%).
Hay dos guarismos que sí vale la pena mirar en votos brutos:
1) La categoría principal de cada elección. Con una menor participación, este domingo el peronismo obtuvo apenas 73 votos menos que en 2023, mientras que el radicalismo perdió 25.775 votos.
2) En la elección de este domingo ambas fuerzas “perdieron” votos en la categoría Diputados respecto a Senadores: LLA, 25.647 votos; Fuerza Patria, 32.487, pero en seis de las otras ocho listas se verifica la tendencia opuesta: todas “perdieron” votos a Senadores.
Este fenómeno podría explicarse por la combinación de dos factores:
1) Voto útil. La migración consciente hacia las listas mayoritarias (el panperonismo eligió a Capitanich en la categoría senadores; el panradicalismo eligió a la lista de Zdero, todo en desmedro de sus propios candidatos).
2) Confusión con la BUP (Boleta Única de Papel). El desconocimiento de los sufragantes respecto a cómo marcar la lista completa habría impactado en la diferencia resultante entre ambas categorías.
Visto así, LLA y FP “ganaron” votos en la categoría Senadores, y no “perdieron” en Diputados.
Hay un dato político que también vale la pena remarcar, porque podría haber cambiado los resultados en las tres elecciones mencionadas: la fragmentación del voto peronista. En 2023, el 5,05% obtenido por el CER le hubiera dado el triunfo al peronismo. En mayo de este año, el 11,4% del Frente Primero Chaco hubiera dejado las cosas empatadas. Este domingo, el 2,51% de Vamos Chaco hubiera significado una victoria inapelable para Fuerza Patria.
Un análisis honesto de esa fragmentación indica que el responsable de la derrota de 2023 no fue Gustavo Martínez (CER), ni lo fue el 11 de mayo Magda Ayala (Frente Primero Chaco), ni este domingo Claudia Panzardi (Vamos Chaco). Más allá del “ayudín” de Zdero, un porcentaje del voto peronista que oscila entre el 2,5 y el 11,4% rechaza a su principal referente, Jorge Capitanich, y encuentra una vía de escape en cualquier lista “alternativa”. Pero también se observa la tendencia contraria: hay un “voto blando” que, no votando enteramente a Fuerza Patria, igual elige a Capitanich.
En los porcentajes globales, la pérdida de apoyo electoral del gobierno de Zdero parece irreversible hacia adelante, porque lo que se plebiscita en cada elección es la calidad de la gestión, algo que nunca se resuelve cambiando peones en el tablero. Por otra parte, el rebote de la oposición muestra un camino que, si hace bien las cosas, podría ser definitorio en dos años siempre y cuando el peronismo logre la tan mentada unidad del campo popular. El liderazgo para esa nueva etapa quizás se empiece a esbozar tras las elecciones internas del PJ que tendrán lugar el próximo 16 de noviembre.