De la madre como escándalo a la madre como emblema: ¿Qué nos dice Zdero sobre el poder y la sensibilidad?
Este domingo el gobernador Leandro Zdero saludó con ternura a “sus dos mamás” en el Día de la Madre. Pero hace apenas dos años, en pleno debate electoral, había usado la figura materna para denunciar a su adversario Jorge Capitanich. ¿Qué revela esta contradicción sobre el uso político de los afectos?.
En política, los gestos no son inocentes. El afectuoso saludo de Leandro Zdero por el Día de la Madre —dedicado a su madre biológica y a su compañera Verónica— fue celebrado por muchos como un acto de cercanía y humanidad. “Lo que somos te lo debemos a ti”, escribió, en un tono íntimo que buscó conectar con las emociones de miles de chaqueñas.
Sin embargo, ese mismo Zdero protagonizó en 2023 uno de los momentos más tensos del debate por la gobernación, cuando denunció públicamente que Jorge Capitanich había afiliado de forma irregular a su madre fallecida, Mirka Popovich, a la obra social estatal INSSSEP. “Lo único que te pido es que lo perdones, madre”, respondió Capitanich, mirando al cielo. La escena dividió a la audiencia entre quienes vieron una denuncia legítima y quienes sintieron que se había cruzado un límite ético.
Hoy, ese contraste interpela. ¿Puede un dirigente que usó la figura materna como símbolo de corrupción, reivindicarla luego como emblema de amor y sacrificio? ¿Qué lugar ocupa la sensibilidad real en un escenario donde la emoción se vuelve recurso retórico?.
La madre aparece así como un campo de disputa: símbolo de virtud en el saludo, símbolo de escándalo en el debate. En ambos casos, la figura materna es instrumentalizada para construir imagen, reforzar autoridad o deslegitimar al otro. No se trata de juzgar el afecto personal, sino de preguntarnos qué tipo de sensibilidad política estamos construyendo.
Porque si la memoria de una madre puede ser usada para atacar, y luego para conmover, ¿dónde queda la coherencia ética? ¿Qué mensaje se transmite a una ciudadanía que exige transparencia, pero también respeto?
En tiempos donde la política necesita recuperar humanidad sin perder rigor, este doble gesto de Zdero nos obliga a pensar: ¿cómo se construye el poder cuando los afectos se vuelven estrategia?.