España no supo cómo penetrar el cerrojo ruso y se quedó afuera
La selección ibérica igualó 1 a 1 con Rusia y puso fin a su estadía en el Mundial al caer en el desempate desde los doce pasos ante el local. La Roja fue dominadora del juego, pero falló en la definición y pagó caro su impotencia en los penales
Otro de los pesos pesados, candidatos para muchos, ha caído. Los octavos de final fue la estación intermedia en la que se bajó definitivamente del Mundial la selección española, que ayer cayó ante el local, Rusia, en la definición por penales 4-3, luego de igualar 1 a 1 al término del tiempo regular y la prórroga.
La Roja, que enterró su brillantez desde el terremoto interno que lo dejó sin su técnico, Darío Lopetegui a dos días del estreno (fue sustituido por Fernando Hierro), pagó caro precio a su falta de contundencia y a la maldición en la tanda de penales cada vez que enfrente está un equipo organizador de la Copa del Mundo.
Apenas se jugaban 12 minutos cuando la visita logró ponerse al frente del resultado en una jugada a balón detenido que fue a buscar Ramos por el segundo palo, aunque FIFA le dio la conquista a Ignashévich, en contra de su valla.
Contrariamente a lo que se pensaba, el gol, lejos de beneficiar a España lo perjudicó, porque al no cambiar su plan de juego Rusia, la Roja comenzó a manejar el balón de manera instrascendente, careciendo de verticalidad y ritmo, como conformándose con la ventaja mínima como si esta fuese garantía de éxito.
Y cerca del final llegó el empate ruso. Piqué saltó de espaldas tras un córner, y el cabezaso de Dzyuba dio en su brazo en alto extendido. Penal claro que el delantero local cambió rápido por gol.
La actitud se modificó en el complemento, donde España batió cualquier récord de toques en un Mundial, aumentó la velocidad pero no encontró espacios ante un rival encerrado. El ingreso de Iniesta, sentado increíblemente en el banco por un intrascendente Silva, y luego de Iago Aspas, le daba esperanzas a la Roja.
Sin embargo, Rusia apostó todo a los penales, armando un verdadero “catenaccio”, que las pocas veces que fue superado, tuvo la aparición del arquero Akinféev.
En el alargue, con las fuerzas justas, España murió en campo rival y acarició el tanto del milagro gracias al ingresado Rodrigo. Una jugada le pudo impulsar a la gloria, con regate mágico pegado a banda y una carrera elegante que no acabó en la red ni cuando Carvajal remató a la portería.
La mala fortuna que marcó un tiempo pasado sobrevolaba el Luzhnikí. España se desesperaba con un penalti a Piqué que el VAR no quiso dar y en la tanda final Akinféev se quedó con los disparos de Koke y Aspas para mandar a su casa a uno de los grandes candidatos.