En estos tiempos, San Antonio es un ejemplo que nos permite confiar en la providencia
El sábado 13 de junio, al final del día, la Capilla San Antonio realizó la tradicional misa en honor a su patrono. La intendenta Aida Ayala acompañó la popular celebración de los habitantes de Villa Centenario, como máxima funcionaria comunal y especialmente como vecina del lugar.
AIDA AYALA: “EL PUEBLO SE UNE EN LA FE”
La ceremonia religiosa tuvo lugar en plena Av. San Martín con una masiva participación del vecindario de la popular barriada que enfrentó la fría noche otoñal y por momentos hasta una tenue llovizna. Al comenzar la misa, ingresó la imagen del fraile y predicador -conocido como el Doctor de la Iglesia- aclamada por los presentes que agitaban pequeños pañuelos blancos. La figura presidió el acto sobre un gran escenario transformado en altar con un espaldar que decía “San Antonio: Ayúdanos a vivir a nuestra unción con alegría”. La Municipalidad de Resistencia contribuye con la organización de esta fiesta patronal.
Fe y convicción
Luego de la prédica, la mandataria fue la encargada de acercar las ofrendas al altar junto a otros representantes de la comunidad mientras los presentes se unían en el canto que decía “el silencio se transforma en oración” en alusión al espíritu de profecía que caracterizaba al santo portugués.
“Vengo a acompañar esta celebración como parte de una tradición”, dijo la intendenta Aida Ayala en referencia a su activa participación desde que vive a pocos metros del templo. Al mismo tiempo, la mandataria asegura: “Hoy nos convoca un santo que desde muy joven mostró su fe con convicción. En estos tiempos, es un ejemplo que nos permite confiar en la providencia. El pueblo se une en la fe”, dijo al finalizar la celebración mientras saludó a algunos feligreses.
La festividad de San Antonio coincidió este año con la colecta de Cáritas que en la presente edición lleva el lema “Todo lo que se comparte se multiplica”.
El encuentro concluyó con la popular entrega de panes que fueron bendecidos por el párroco y distribuidos por un tropel de jóvenes que se mezclaba entre la gente. Los fuegos artificiales y el grito unido de “Viva San Antonio” pusieron broche final a la fiesta patronal. Algunos compraron estampitas, otros se llevaron un retablo; todos renovaron su devoción en el patrono de los pobres, los viajeros, los albañiles y los panaderos.