Denuncian la invasión de basura en el Gran Resistencia
“¿Qué pasó con los caballos que están en las imágenes, que no identifican el pasto como comida? ¿Y qué nos pasa a los seres humanos?”, denuncia el Centro Mandela. Mediante un informe realiza un análisis sobre los problemas con la basura.
Las imágenes que siguen, que se repiten diariamente en el Gran Resistencia, en la proporción en que somos invadidos por la basura, llamó la atención de un agudo observador, que se detuvo a pensar y resolvió reflejar el notable cambio en el régimen alimentario de los caballos. Cuando el hombre domesticó al caballo cambió toda su forma de vida y alimentación, pero no suponíamos que llegara al extremo de comer basura. El aporte es para reflexionar y, sería saludable, que sacáramos conclusiones.
Cuando se encontraban en libertad, los caballos hacían grandes recorridos en busca de agua y comida, consumían todo el día hierbas, pastos, hojas y un poco de tierra, de la cual obtenían algunos minerales esenciales. Ellos mismos regulaban su alimentación y aunque los veíamos comer todo el día, en realidad consumían pocas cantidades de pastos. Cuando el hombre domesticó al caballo cambió toda su forma de vida y alimentación, lo encerró en pequeños espacios y redujo el número de comidas a dos por día, el caballo debía resistir todo el día con el alimento que su pequeño estómago podía contener en esas ocasiones. La consecuencia de este cambio alimenticio es que el caballo sufra a menudo cólicos, parasitosis y otras enfermedades, que en estado salvaje difícilmente se presentan.
El caballo tiene un estómago muy pequeño comparado con el tamaño de su cuerpo y un aparato digestivo hecho para consumir pequeñas cantidades de alimento varias veces al día. Es un animal herbívoro monogástrico, no rumiante. Esto quiere decir que: se alimenta de plantas; sólo tiene un estómago a diferencia de los rumiantes – vacas, borregos y cabras, que tienen dividido el estómago en varios compartimentos; y lleva a cabo su digestión por medio de enzimas, como el humano. Entre los alimentos que componen la dieta del caballo se encuentran los forrajes, granos y sus derivados, alimentos suculentos, suplementos proteínicos y los aditivos, sin embargo, no todos estos alimentos se ofrecen en la misma proporción a todos los caballos, dependerá de la edad, estado fisiológico y tipo de trabajo que realiza el animal.
El almuerzo desnudo
Pero es posible entender lo que le pasa a los caballos frente a la inmensa mayoría de humanos mal comidos, que significa mal constituidos, que biológica, mental y emotivamente somos “modificados” para satisfacción de los intereses económicos de los mega-productores y dueños de las industrias alimenticias.
Los objetivos de esta élite generan depresión, estrés, ansiedad, problemas de atención, concentración y memoria, abulia, desinterés y decepción. Estos humanos son vencidos y claudicados, que se rinde ante el sistema.
Frente al modelo productivo e industrial alimentario hegemónico y transnacional, que opera con objetivos ultra rentísticos, con la lógica que campea en las especulaciones finacieras, funciona en redes perfectamente articuladas, que también comprenden a los gobiernos, el mensaje es el de siempre: amoldarse, resignarse y someterse, con lo cual accedemos a pequeños privilegios reservados a los pastores del ganado. Así, estamos protagonizando, pasivamente, el mayor emprendimiento de destrucción de la personalidad humana.
Recomendamos leer el libro Mal Comidos, de Soledad Barruti, que aunque nos hace sufrir, esclarece el tenebroso mundo de la elaboración y fabricación de alimentos fatales para los humanos.