El Paso volvió a inundarse, esta vez por las lluvias
Las precipitaciones de la noche del viernes no llegaron esta vez acompañadas de granizos ni de tormentas de viento. Sin embargo, en pocas horas, más de 100 milímetros de agua se descargaron sobre la zona de la villa turística. Barrios enteros quedaron inundados.
Después de la creciente del Paraná en agosto, cuando cientos de personas sufrieron las consecuencias de la inundación, los esfuerzos de los vecinos tanto como de las autoridades se concentraron en recuperar la ciudad luego del embate del río. La llegada de la Fiesta Nacional de la Pesca del Dorado pareció renovar el optimismo y las tareas se concentraron en mantener limpio el arroyo Guajó, que se había desbordado durante la creciente dejando a varios barrios de los más humildes bajo agua.
Ahora, algunos meses después, fue la pronosticada lluvia del viernes la que dejó a la localidad con diferentes puntos afectados, nuevamente, por una inundación. “Esta vez no fue por el río, sino porque el agua está viniendo de los campos. Y además se está viendo una posible obstrucción en alguna parte del arroyo San Juan”, explicó a época el intendente Oscar García.
“La limpieza del Guajó está ayudando a que escurra más rápido, pero es lento. El agua ingresó en una gran parte de los barrios conocidos como ‘Las Viviendas’”, precisó. Los barrios más perjudicados serían el barrio Esperanza, y el 30 y 50 Viviendas. También las casas que circundan al camping de Agua y Energía terminaron ayer como una gran laguna.
Otras localidades que sufrieron los efectos del temporal, con una importante cantidad de agua caída en pocas horas, fueron Itatí, San Cosme y San Luis del Palmar, donde el agua también anegó barrios y calles céntricas de las ciudades, con un lento escurrimiento.
Ayer a la siesta, todavía muchas familias seguían intentando sacar, a baldazos, el agua que había ingresado dentro de sus casas durante la madrugada. Pero, sin éxito, la sensación de frustración por las pérdidas se expandía a la par del agua. Uno de esos casos es el de la familia Wurth, ubicados en el acceso a la localidad, una zona que, paradójicamente, no suele ser inundable.
Sin embargo, como en un verdadero riacho, un cordón de agua corría rápidamente rodeando la casa y el comercio de la familia bajo agua.
“Somos de Paso de la Patria. Mi padre fue uno de los fundadores del barrio, que se llama Frutilla, precisamente porque él tenía plantaciones en esta zona. Conocemos bien el lugar, y nunca se inundó. Es la primera vez, y es una catástrofe”, sintetizó Carmen Wurth, propietaria del supermercado mayorista.
Según dijo, le atribuyen a supuestas canalizaciones practicadas por particulares en campos privados, que no habrían estado registradas por las autoridades. Y ahora, serían desde estos lugares donde habrían “abierto compuertas”, colaborando a la total inundación de un área que no sufre habitualmente este tipo de inclemencias.
Con un metro y medio de agua dentro del local, las pérdidas económicas de la familia es incalculable. “Pasamos toda la madrugada moviendo mercadería para intentar salvar algo. Ahora esperamos que llegue un escribano para constatar las pérdidas”, explicó Carmen. Autoridades municipales habían visitado la zona algunas horas antes, para ofrecer asistencia.
“Nos prestaron una bomba extractora de agua, para poder desagotar el depósito, en donde todo quedó sumergido. También en nuestra casa, (ubicada al lado del comercio) el agua se filtró hacia adentro y en poco tiempo tapó los muebles”, explicó la mujer cargada de angustia.
Con la colaboración de sus hijos y el personal que trabaja en la firma, fueron moviendo por parte la mercadería, mucha de la cual estaba a esa altura dada por perdida. La camioneta para el reparto, colmada de productos, servía de resguardo para lo que habían conseguido salvar.
Uno de los jóvenes de la familia iba y venía por los pasillos, cargando un cachorro de pocas semanas. “Nuestra perra tuvo tres cachorritos, pero a dos no pudimos rescatar del agua. Sólo salvamos a uno”, relató, en tanto acarreaba mercadería con un brazo, y cobijaba al pequeño can en el otro. Las emociones mezcladas de impotencia y de catástrofe, disparaba en la familia destellos de alegría con cada cosa que podía ir, en medio de agua, poniendo a salvo.
A la vera de la Ruta 12, y a lo largo de varios kilómetros, largas extensiones de campo cubiertas de agua permiten adivinar que, hasta los barrios poblados por fuera de la barrera, el agua llegó otra vez sin avisar.