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Hugo Maldonado
Viernes, 24 de mayo de 2013
Vamos por un “NUNCA MAS” a la Corrupción
Los últimos excesos del gobierno para avanzar hacia una mayor concentración del poder, manipular la justicia y consagrar la más absoluta impunidad, obligan arespuestas de mayor calibre, capaces de ponerle un límite a pretensiones de semejantegravedad institucional.


Hoy debemos dar cuenta de una demanda creciente de la sociedad en favor de la libertad de expresión, la independencia de la justicia y la lucha contra la corrupción. Esa demanda exige construir acuerdos y nuevas mayorías para defender la democracia representativa, la equidad, el federalismo y las garantías republicanas. Pero donde el combate a la pobreza y el desempleo, la integridad y no discriminación de la ayuda social, deben formar parte de la agenda común y de unidad de la oposición.

La realidad del momento nos exige dar batalla a la corrupción y despertar conciencia de sus costos sociales. Nada más evidente que la imagen del bolso negro que noches atrás agitaba Ricardo Alfonsín para decirnos a los dirigentes y militantes que nos reunimos en su acto: “acá un funcionario se lleva hospitales, viviendas, escuelas, comedores”, en medio de una ovación de la multitud.

La demorada actualización de las asignaciones por hijo y del salario familiar vino en parte a acallar las alarmas del aumento de la pobreza y del desempleo, pero solo delata la gravedad de estos problemas de desigualdad estructural, que el oficialismo pretende enmascarar.

Bienvenido sea el aumento. Pero no es suficiente ni integral. La cantidad de población relevada por el observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, de chicos que viven en hogares sin ingresos suficientes es de 4,8 millones, muchos más de los 3,4 millones a los que cubre el subsidio. Tampoco se resuelve el problema sin proveer a los hogares pobres un mejor hábitat urbano, mejor educación y de doble jornada, además de trabajos estables, que reviertan la falta de inclusión social de sus familias. La realidad está haciendo trizas el relato oficial.

Estas mejoras que llegan a los sectores más desprotegidos de la sociedad y resultan por ello, indispensables de mantener, no ocultan la brecha social. Cada día se amplía en el país la diferencia entre ricos y pobres, mientras se malgastan dineros del Estado y se consagran privilegios, permitiendo a los amigos del poder el acceso a fortunas ilícitas, todo lo cual ha venido sucediendo con la más absoluta impunidad.

Se hace muy difícil la convivencia en una sociedad donde pasan por delante de nuestros ojos graves testimonios y denuncias de lavado de dinero, bolsos con plata mal habida, que se cuenta por su peso para ganar tiempo, maniobras de fraude, sobreprecios en las obras públicas y cuentas abiertas en el exterior. Todo transcurre en un derrame obsceno, donde la corrupción y los negocios del kirchnerismo han cobrado notoria actualidad.

Aunque está por probarse aún en la Justicia, ha quedado a la vista de todos y hoy la opinión pública tiene la más clara sensación que los gobernantes se han enriquecido ejerciendo el poder y que ese enriquecimiento se ha hecho a costa de los dineros del Estado y de extrañas negociaciones con empresarios inescrupulosos, levantando vallas infranqueables de impunidad.

El gobierno quiere tender este vallado con algunas medidas que son otras tantas deformaciones imaginadas para consagrar la impunidad, que lastiman y degradan la convivencia ciudadana.

Por una parte, la reforma de la justicia, que permite al gobierno nombrar jueces adictos o amenazar con la remoción a quienes no se sometan al poder. Por la otra, el blanqueo, que permite legalizar fortunas originadas en la evasión fiscal, en la coima o en actividades ilegales como el narcotráfico.

Este blanqueo pronto a ser sancionado por un Congreso dispuesto a refrendar todas las decisiones del poder, como una simple escribanía, no solamente permitirá oficializar dineros mal habidos. Además implicará una verdadera amnistía para los evasores, coimeros y traficantes, que pueden convertir a la Argentina en un paraíso fiscal.

No vamos a amnistiar la corrupción impune del poder. Vamos a derogar toda la legislación que le da sustento y a sancionar para los tiempos, un NUNCA MAS a la corrupción.


Editor Responsable: Jorge Tello
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