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Por Juan José Bergia
Jueves, 16 de febrero de 2017
El sentido de ser aliado y la necesidad de renovación
En un escenario preelectoral como el que se comienza a transitar, deseamos reflexionar sobre el sentido de ser aliado y hacer un llamado a aquellos que realmente así se consideren respecto a este proyecto.


Desde las bases de nuestro partido, y desde el momento mismo de su nacimiento, hemos discutido en su seno distintos temas y debatido variadas concepciones sobre lo que entendemos deben ser los puntos a profundizarse desde nuestra acción política.

O al menos, identificar aquellos sobre los que consideramos debería echarse luz para orientar correctamente la dirección a tomarse desde la conducción partidaria; como las gestiones que desde hace tiempo venimos acompañando en base a los compromisos asumidos. Y a partir de ello realizar aportes al frente político que integramos como partido aliado.

En este caso, abordaremos el sentido de lo que interpretamos debería significar ser aliados y también algunas consideraciones sobre la necesidad de recambio como elemento fundamental de la vigencia y sostenimiento en el tiempo de cualquier proyecto político.

Una alianza está constituida por una concurrencia de cosas dirigidas a un mismo fin, una suma de voluntades para la consecución de un objetivo en común. Un acuerdo entre dos o más partes a las que les resulta transversal una misión o destino al que aspiran y a cuya realización se comprometieron.

En dicho sentido, dentro de un frente político, claramente existen diversas voces, concepciones y pensamientos, y distintas maneras de entender a la política. Y está bien que así sea, porque como valores esenciales de todo sistema democrático, desde la pluralidad y diversidad pueden construirse los consensos necesarios para encontrar soluciones a la multiplicidad de conflictos que se suscitan en una sociedad como la nuestra.

Y es así que, en un escenario preelectoral como el que se comienza a transitar, deseamos reflexionar sobre el sentido de ser aliado y hacer un llamado a aquellos que realmente así se consideren respecto a este proyecto.

Proyecto que lleva casi una década de profundas transformaciones, y donde prime la mesura y la moderación al momento de encarar acciones y rondas de diálogo en el marco de cualquier tentativa de obtener escaños ante el próximo calendario electoral.

Pero, que además, realmente se puedan forjar vínculos sólidos y concertar (y que no sean meras palabras que vayan a morir estampadas sobre alguna bandera), sin necesidad de tener que andar recorriendo pueblos para denostar a la misma gestión que en carácter de aliado se acompaña; ni a quienes son las caras visibles del proyecto que la misma encarna.

Demás está decir que ser aliado de ninguna manera significa ser obsecuente, pero no menos cierto es que, si llegaren a suscitarse diferencias o afloran aspiraciones, independientemente del derecho de cualquiera a presentarse como oferta electoral a la ciudadanía, como primer e ineludible paso previo a hacerlo, es en el ámbito y seno del mismo Frente que se integra.

Lugar donde deberían plantearse, con respeto y privacidad, sin apelar a una agresiva verborragia durante una que otra reunión improvisada en casa de algún vecino; para luego terminar como gacetilla de portal con la intención de evidenciar cierto grado de base territorial, organización y movilización que en realidad no se posee.

Por otra parte, creemos de suma relevancia referirnos a la cuestión de la necesaria renovación de las figuras que, dentro del Frente, pretendan buscar (o repetir, o en algunos casos resucitar) cargos, sean o no electivos.

Entendiendo que debe bregarse por un recambio, que si es generacional aún mejor, y que tiene que ver, como se dijera al principio, con el mantenimiento, vigencia, y si se nos permite el término, frescura, que debe ostentar cualquier proyecto político para interesar y traer una necesaria adecuación a los tiempos que corren.

Ello no simplemente implicaría un mero cambio de caras o nombres, sino que implique también una renovación desde el punto de vista de las ideas, las concepciones y los modos de entender a esta cada vez más moderna y demandante sociedad en la que vivimos.

Y asumiendo cada uno, desde el lugar que le toque a quienes han dado algo por el Pueblo durante el ejercicio de algún cargo para representarlo - y más aún si lo han hecho en más de una o varias oportunidades - sientan que ya han cumplido con lo que sus posibilidades les permitieron. Y comprendan que tal vez sea tiempo de asumir nuevos roles, siempre desde dentro de la política, pero dejando espacio a la oxigenación y revitalización del proyecto político que defendemos y por el cual trabajamos desde hace tiempo.

Por ello esperemos que, de cara al clima que comienza de a poco a vivirse, se esté a la altura de las circunstancias, y como aliados busquemos lo mejor para cada uno de nuestros afiliados y aportemos nuestra capacidad al Frente que conformamos.

Sin caer en prácticas que, lejos de enorgullecernos, nos pongan en una situación de suma reprochabilidad para con nuestros propios partidos, para con quienes integran el mismo frente, y lo que es mucho peor, para con la sociedad toda en su conjunto.



*Por Juan José Bergia, ministro de Gobierno, Justicia y Relación con la Comunidad.



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