Jueves, 2 de Mayo de 2024
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Por el Ing. Arturo Borfitz*
Viernes, 13 de noviembre de 2015
Responsabilidades y desafíos del ingresante universitario
A primera vista pareciera que la problemática asociada al ingreso de los jóvenes a la Universidad, al menos en lo que hace a carreras técnicas, tiene como principal obstáculo a vencer, las diferencias entre sus conocimientos previos y los que reciben de inmediato en la casa de altos estudios. Por ello, las acciones de contención y adaptación a la vida universitaria, que se lleven a cabo en los primeros meses, serán la clave que posibilite una transición no traumática para el estudiante entre niveles de educación. Sin dudas aquel obstáculo existe, es importante, y debe buscarse la forma de salvarlo, brindar los conocimientos necesarios para que la posible frustración no se traduzca en deserciones tempranas.

La experiencia de varios años en este tema e infinitas reuniones entre docentes universitarios, superpobladas incluso de anécdotas sobre otros tiempos en la enseñanza, hace que crea útiles algunas reflexiones que seguramente no son originales pero es bueno compartirlas porque puede haber devolución.

El ingreso a la Universidad y el primer año de estudios son críticos y ameritan su análisis y seguimiento porque allí se da uno de los mayores problemas de la educación superior: la deserción. Esa es una experiencia negativa para el alumno y un mal negocio para el Estado. Para la sociedad, es una pérdida cuantificable económicamente y una pérdida de mejor futuro para el país.

El egresado del nivel medio sale de una rutina con exigencias que dependen del acompañamiento de los docentes de manera directa. Lo hace munido de un título que le significa una consideración, muchas veces importante, en la escala social para pasar a una situación que siempre idealizó: hacer lo que quiera bajo su responsabilidad. Los problemas empiezan cuando a esa responsabilidad no se está en condiciones de ejercerla ante un desafío más individual, que lo perfilará como profesional.

En el ciclo de educación media, el joven puede haber tenido buena o mala contención, pero la tenía. Alguien le decía qué le convenía hacer y por qué. Alguien se preocupaba, mucho o poco, por sus horarios, hábitos y forma de vivir. La Universidad le propone otro tipo de contención, donde las obligaciones individuales son el eje del desarrollo como estudiante. La falta de esa contención no debe ser brusca, aunque eso se reclame. Esto es más evidente cuando hay desarraigo; cuando el ingresante universitario debe dejar su hogar y su ciudad para continuar los estudios elegidos.

Puede que el ingresante a la Universidad siga siendo contenido en muchos aspectos por su entorno, pero hay uno que no puede ser cubierto y es el seguimiento de los estudios. La tarea en la casa (o en la pensión) basada en un compromiso con el estudio es la clave. Será tarde, si no se compromete, para inculcarle el hábito de estudiar sin que alguien se lo ordene y evalúe el cumplimiento.

Cuando se comprende que esa es la principal carencia del estudiante que debe solucionar la Universidad se comprenden muchas otras cosas.

En otras palabras la carencia más importante es de formación, no de saberes. No está desarrollada la propia responsabilidad, el compromiso, la autonomía. Incluso la decisión de inscribirse para seguir una carrera es muchas veces la última decisión impuesta por alguien; sino no se explica el alto porcentaje de inscriptos que no realizan actividad académica alguna, o no asisten a la Universidad ni una vez.

Si se tratara solamente de una falta de saberes no adquiridos en la escuela secundaria, esto se soluciona con docentes, bibliografía y tiempo. Pero, ¿cómo se soluciona la inexistencia de hábitos de estudio?, ¿cómo se convence a un ingresante a la Universidad de que debe distribuir su tiempo en forma racional y dedicarle lo necesario a esta nueva actividad que es la educación superior? ¿Cómo se le enseña a ser estudiante universitario?

Existen herramientas para conseguir ese objetivo, y han demostrado su utilidad. Como ejemplo: la evaluación continua (o muy frecuente), los talleres de apoyo, una buena articulación entre niveles y sobre todo un sistema de acción tutorial –acompañamiento de docentes y alumnos avanzados- bien enfocado. Pero es indispensable contar con la decisión de encarar esta problemática con soluciones de fondo que trasciendan directivos y gestiones, porque esta decisión implica costos y los logros son a mediano y largo plazo.

En la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Nordeste la necesaria nivelación de conocimientos, pretendiendo una plataforma de partida lo más homogénea posible entre los ingresantes, ha ido mutando desde cubrir falencias mediante una inyección forzada de contenidos matemáticos y físicos -que los ingresantes debieran tenerlos incorporados- a una transición entre niveles más orientada a brindarles contención y apoyo docente e institucional; trasladando la responsabilidad de tapar los baches educativos al mismo ingresante, que es quien sabe mejor que nadie dónde le aprieta el zapato. Es más útil insistir en “comprensión de textos” para que cada cual estudie, entendiendo, lo que le urge aprender, que un seminario intensivo sobre matemáticas básicas.

Esta gradual mutación conceptual de lo que se pretende lograr con los estudiantes antes de comenzar con los programas curriculares ha ido acompañada de un incremento del apoyo tutorial. Se entiende que los tutores asumen desde su rol de universitarios esa falta de contención del que finaliza la educación secundaria. El seguimiento de los estudios, del rendimiento y la orientación ante situaciones propias de la organización universitaria es fundamental para que el nuevo estudiante asuma esa responsabilidad que le está siendo delegada para detectar sus carencias y solucionarlas.

En la Facultad de Ingeniería de la UNNE existe una decisión política acorde con el diagnóstico elaborado. Tenemos autoridades, docentes y alumnos avanzados comprometidos con el desafío de contener a los que han optado por seguir una carrera de ingeniería, y ese será nuestro horizonte permanente.


*Secretario Académico de la Facultad de Ingeniería de la UNNE.


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