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Mariano Moro
Jueves, 13 de agosto de 2015
Mercosur Si, Mercosur No
El Mercado común del Sur es un proceso de integración regional, y como tal está básicamente encaminado al aspecto económico. Es una herramienta para el crecimiento y desarrollo comercial de los países, permitiéndoles obtener mejores condiciones de comercio por la cercanía e identidades culturales y así fue como se dio en todo el mundo empezando por la UE, ALCA, ASEAN, etc … Esto quiere decir que es algo que puede servir a los países para sostener su crecimiento, es un acuerdo de partes y como tal se plasma sobre un número determinado de temas sobre los que versa el acuerdo.

No hay una receta infalible que garantice el funcionamiento del acuerdo, esto debe ser logrado con los participantes, pero sí hay algunos aspectos instrumentales imprescindibles que se requieren, esto es comunicación fluida entre los miembros, determinación de los objetivos, los que deben ser graduales y razonablemente posibles, compromiso esto es sostener con los hechos lo que se promete, apertura e instituciones que permitan un seguimiento continuo del proceso a fin de ir realizando los ajustes y cambios que el sistema requiere.

Nada de esto ha ocurrido en el Mercosur. Comenzó con grandes objetivos señalados en el art. 1 del Tratado de Asunción, no comenzó con un Área de Preferencia Arancelaria ni con un Acuerdo de Libre Comercio, comenzó con un Mercado Común. Obviamente nunca se cumplió con lo anunciado porque de hecho era de imposible cumplimiento en ese contexto, y por ello el Mercosur sirvió únicamente para la propaganda política de los gobiernos de turno.

Es necesario integrarse porque es el crecimiento económico el que garantiza la calidad de vida de los pueblos y la integración es una herramienta útil en este sentido. No se puede satisfacer las necesidades del pueblo sin crecimiento económico, por esto que una de las principales obligaciones de los gobiernos es que sus respectivas economías crezcan, y esto se logra a través del comercio. No hay otra vía inventada hasta el presente, y sobre todo el comercio con el exterior. Los países que tienen mejor estándar de vida de sus pueblos son los que son eficientes en el comercio, esto es tienen un buen esquema industrial y logran conseguir mercados para su producción. Parafraseando a Jorge Batlle los países no tienen amigos, tienen intereses y tienen intereses de dar trabajo e ingresos a sus pueblos. Pero también tienen reglas claras, cumplimiento de los acuerdos, no intervención, apertura económica, etc.

En este escenario, la Argentina no ha sabido integrarse al mundo actual. No hemos tenido políticas claras ni sostenidas en el tiempo, no hemos cumplido nuestra palabra, nos hemos victimizado mientras otras potencias trataban de superarse trabajando en sus propias limitaciones. Así surgieron no solo los países europeos luego de la segunda guerra mundial, sino los países del sudeste asiático, que estaban en mucho peor situación que la nuestra.

Por el contrario la Argentina se cerró al mundo con un proceso de sustitución de importaciones basado en las ideas de la CEPAL luego de la segunda guerra mundial, que significó impedir toda posibilidad de crecimiento industrial sano, beneficiando a una elite empresarial con un mercado cautivo, atrasado, y acuerdos espurios con gobiernos de facto, lo que cerró nuestra economía al mundo en beneficio de unos pocos y perjuicio inestimable al país.

En este marco nos encontramos con el tema del Mercosur, el que obviamente no funciona ni funcionó nunca. No podemos pedir que funcione un proceso de integración regional cuando sus propios miembros no pueden organizarse internamente, no hay reglas claras, no hay respeto a las normas, no hay legalidad ni sanciones a los incumplidores. Los gobiernos actúan con impunidad en forma unilateral.
El claro reflejo es la naturaleza de la estructura del Mercosur. Sus instituciones son de corte intergubernamental, esto es son manejadas a voluntad por los gobiernos de los miembros, sin ningún tipo de compromiso. No existen órganos con competencia o facultades autónomas ni decisión comunitaria.

El Mercosur no es malo de por sí, es absolutamente ineficiente en la forma en que ha sido encarado. El Mercosur no es imprescindible, podemos existir sin él, pero es una herramienta que nos puede servir si la sabemos usar. En este contexto lo primero que debemos hacer es sincerarnos los estados miembros sobre la voluntad política para llevarlo adelante. Barajar y dar de nuevo. Empezar en forma menos ambiciosa, negociando algunos aspectos económicos que sirvan a los países miembros pero que se cumplan.

Realizar un Mercado Común entre los cuatro países originaros es hoy imposible, porque las asimetrías de Brasil con el resto hace que sea inviable impedir acuerdos bilaterales por afuera del Mercosur, porque la realidad de Brasil es muy distinta a la de los otros países.

Si es posible trabajar sobre áreas de preferencia arancelaria, o incluso más adelante sobre un Acuerdo de Libre Comercio, pero obviamente debemos trabajar duramente para esto, y los argentinos debemos primero ponernos de acuerdo para organizar nuestro sistema político para fortalecer las instituciones, respetando la libertad, la inclusión.

La dirigencia en su conjunto debe madurar y apostar al país y nosotros al Chaco, no a su color partidario. Es urgente establecer políticas públicas que se mantengan en el tiempo, porque a los demás países no les importa si la Argentina es gobernada por Radicales, Peronistas, del Pro o el que sea, los otros países comercian con la Argentina y como tal quieren que Argentina respete su palabra como país, que cumpla las normas y sobre todo los acuerdos a fin de dar confianza y seguridad a quienes negocian con nosotros. Es lo que debemos lograr.

La Argentina transita tiempos difíciles, la democracia instaurada treinta años atrás se encuentra lejos de estar consolidada. La pobreza estructural y las graves crisis en salud y educación conspiran contra esto. La convulsión social y económica que enfrenta el país se refleja no solo en los diarios sino en los fríos números de los índices del desarrollo.

La democracia requiere ciertos presupuestos instrumentales sin los cuales no se fortalece, y esto es que deben estar aseguradas las necesidades básicas del ser humano, esto es alimentación, salud y educación. Esto no ocurre hoy en la Argentina, Es hora de un cambio y somos los argentinos los que tenemos que marcar nuestro camino, y este es el de la pluralidad, el de la transparencia, el de la legalidad, el del crecimiento con inclusión, el de la soberanía y la dignidad humana.



Candidato en segundo término al Parlamento del Mercosur, doctor Mariano Moro


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