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Museo del Hombre Chaqueño
Jueves, 2 de abril de 2015
Cercanas en la memoria: 2 de Abril
Desde el año 2009, en el calendario escolar de la provincia, aparecieron dos efemérides vinculadas a las Islas Malvinas: el 2 de abril y el 10 de junio. Dos fechas que recuerdan hechos muy diferentes, pero ambas convocan a trabajar las ideas sobre la soberanía nacional y la construcción de la identidad nacional.
El 10 de Junio, se conmemora el “Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico, fecha fijada en 1973 (Ley 20.561), recordando la creación en 1829 de la Comandancia político y militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al cabo de Hornos en el mar Atlántico.
El 2 de abril nos ubica en la historia reciente, el aniversario del inicio de la Guerra de Malvinas en el año 1982. Se conmemora el “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra en Malvinas", instituida en el año 2000 (Ley Nacional Nº 25370).
En el ámbito de la provincia del Chaco ya desde el año 1985 contamos con la Ley Nº 3060, que establece en sus artículos:
“ART. 1.-Declarase día del “excombatiente de las Malvinas” el día 2 de abril de cada año.
ART. 2.-El Consejo General de Educación implantará en los currículo vigentes las medidas que correspondan para que en los establecimientos educacionales de su dependencia se dicten las clases alusivas a la fecha, fijado en las efemérides el acontecimiento.”

Malvinas Chaco

-Casi 1900 chaqueños participaron de las acciones en la guerra
-El 18% de muertos en combate eran chaqueños y correntinos
Combatientes y movilizados Fallecidos en combate
Corrientes 1900 (14,60%) 60 (9,5%)
Chaco 1900 (14,60%) 57 (9 %)
Total País 13000 (100%) 635 (100%)
Fuente: elaboración propia del Museo - 2009.
Las cifras son aproximadas; no existen cifras oficiales.

Hoy, la memoria sobre Malvinas se concentra en la experiencia de esa guerra de 1982, de aquellos que combatieron en el territorio y sus familias, en la experiencia como sociedad y como pueblo. Una memoria en conflicto: entre engaños y solidaridades, entre maltratos y valentías.
La Guerra de Malvinas tiene un pecado de origen desde el momento en que fue iniciativa inconsulta de la dictadura militar sólo ocupada en su propia permanencia en el poder. Estas circunstancias dieron lugar a través del tiempo a distintas estrategias de construcción de su memoria. Quizá hemos escuchado que hubo épocas de “malvinización” u otras de “desmalvinización”, quizá tenemos nuestros propios recuerdos de aquellos días, o puede pasar que no tengamos información ni la hayamos buscado.

¿Qué sucedió el 2 de abril de 1982?
Las islas Malvinas habían sido usurpadas por gran Bretaña en el año 1833 mediante la ocupación militar realizada por el por el comandante John James Onslow, quien desalojó al capitán argentino José M. Pinedo. A partir de entonces, desde los distintos gobiernos argentinos se desplegaron gestiones diplomáticas que no tuvieron ningún logro en el sentido de la recuperación de las islas al ámbito de la soberanía nacional.
La dictadura militar argentina, desde el año 1977 había planteado negociaciones con Gran Bretaña por la soberanía sobre las Islas Malvinas ocupada por los británicos; en 1982 la Tercera Junta de Gobierno opta por la acción militar y decide el desembarco en las Islas Malvinas: se concreta el 2 de abril de 1982, justo 2 días después de la mayor movilización de la CGT en los años de la dictadura.
La Guerra del Atlántico Sur entre Argentina y Gran Bretaña, se desarrolló entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982. Se trató de una acción inesperada para la gran mayoría de los argentinos, pero que, sin embargo, empalmaba con una aspiración nacional y con un sentimiento anticolonialista y particularmente antibritánico. Reivindicaban así el derecho a la soberanía argentina sobre el archipiélago. Se trataba de una reivindicación largamente aprendida por los argentinos a partir de la formación escolar, y formaba parte del aparato ideológico de la construcción de la Nación Argentina.
La guerra iniciada el 2 de abril de 1982 se desarrolló durante 74 días de combate y de negociaciones diplomáticas. Fueron importantes los hechos en el orden de política internacional: las declaraciones a favor de la Argentina por parte de países de América Latina, Europa del este y la Unión Soviética, el apoyo de Estados Unidos y Europa occidental a Inglaterra, la visita del Papa Juan Pablo II a la Argentina reclamando el cese de la guerra.
Las fuerzas argentinas estaban compuestas por 13.000 hombres con una alta representación de conscriptos civiles (41%), más la flota y la aviación; por su parte, Gran Bretaña envió, a través de 14.816 Km., una flota de 100 unidades y 20.000 hombres. La infraestructura de combate argentina era considerablemente inferior a la tecnología bélica de los ingleses: el resultado de la guerra iba mostrando la cruda realidad de la derrota.
Los soldados conscriptos argentinos pertenecían a la clase de los varones nacidos en los años 1962 y 1963, de modo que fueron a la guerra con 19 y 20 años de edad. Recordemos que el servicio militar obligatorio estuvo vigente hasta el año 1994, en que por Decreto se suspende la aplicación de la Ley 3948 del año 1901. La recopilación de cifras obtenida de sitios oficiales, indica que el total de muertos en combate es de 649 (de los cuales 57 eran chaqueños), la significativa cifra de la Armada asciende por el hundimiento del ARA General Belgrano. Después del 14 de junio de 1982 se siguieron sumando víctimas en ambos bandos, al año 2002 se contaban alrededor de 300 suicidios entre los ex combatientes argentinos y 264 entre los británicos.
Situándonos en nuestra región, Corrientes aportó el 14% de los hombres y el 9,5% de los caídos, el Chaco aportó el 14% de los hombres y el 8,5% de los caídos. En este número se incluyen 12 personas fallecidas en el hundimiento del ARA General Belgrano.


La región del Nordeste Argentino aportó alrededor del 30% de los hombres de esas fuerzas, cuando la población regional no llega a ser el 10% de la población total del país. Aquí vemos una gran participación de la población nordestina, que además de aportar hombres a las fuerzas armadas se involucró activamente en el movimiento social de adhesión a la guerra, lo cual ha impactado profundamente en la memoria individual y social de esta región. Convocados por Decreto Nº 688 del Poder Ejecutivo Nacional, salieron el 7 de abril de 1982, con el apoyo y el reconocimiento de sus familias y comunidades; las ciudades y pequeños pueblos homenajearon y ensalzaron a los combatientes que entregaban a la guerra. Estaban acompañados por el fervoroso movimiento social afanado en la recolección de víveres y dinero destinados a sostener a las tropas. Los alumnos de las escuelas les escribían cartas a quienes estaban en el frente de combate. Desde sus puestos, en las Islas Malvinas o en las bases del sur argentino, los soldados escribían a sus familias y amigos, la mayor parte de ellos transmitiendo un inflamado patriotismo, prometiendo el combate hasta el final y, al mismo tiempo, tranquilizando a sus allegados acerca de sus condiciones de vida (en el cd d la colección conmemoraciones, encontrarán varias de estas cartas).
¿Cuál fue el apoyo del pueblo?
La guerra desencadenó el movimiento social más masivo de la historia reciente. Se hacen críticas a este movimiento, en base a la suposición falsa de que la guerra se produjo en un momento en que la sociedad argentina estaba moralmente armada, con sus redes vinculares lo suficientemente fuertes como para oponerse a una decisión dictatorial y negarse a enviar sus hijos a la guerra. Entendemos que ante una realidad que se imponía de hecho, el conjunto de la sociedad puso en juego su reserva moral en acompañar y cuidar de sus soldados, ejerciendo actos de virtud cotidiana y no los actos anti-dictatoriales. El movimiento popular tenía contenidos definidos que no pueden confundirse con el apoyo a la dictadura. La población se reconoció como nación y proyectó la organización institucional del territorio recuperado. Muchas de las donaciones que se hicieron en dinero o en bienes tenían como destino específico la creación en las islas de escuelas, de una biblioteca con textos en español, de la sede de gobierno; esas donaciones llevaban la identificación para que fueran reconocidas como un aporte chaqueño. La mayor parte de las actividades tenía como objetivo acompañar y cuidar a los contingentes de soldados que eran convocados por las Fuerzas Armadas para su movilización hacia el territorio en conflicto; se trató de una acción de cuidado efectivo y directo de los soldados. Hubo un compromiso importante de los residentes extranjeros en la provincia. Fue el caso de los paraguayos con una propuesta que rescataban de su propia experiencia: el sistema del madrinazgo de guerra, cuya acción se traducía en una atención más cercana a los soldados lejos de sus localidades de origen; también los polacos que habían combatido en la Segunda Guerra Mundial tuvieron el potente gesto de devolver las condecoraciones recibidas por parte de Gran Bretaña. Esta movilización masiva de claro contenido antiimperialista introdujo a la vida política a una nueva generación: jóvenes que no tenían edad para ser reclutados, muchos de cuyos miembros integrarían más tarde los movimientos por los derechos humanos, los partidos políticos, algunos de los que, en la actualidad, están desarrollando una carrera política en la provincia.
¿Qué recordar, qué olvidar?
En Argentina se vive la paradoja de honrar con monumentos y ceremonias a los héroes -de una guerra que no ha sido legitimada o, más aún, cuya evocación produce un entrecruzamiento de pasiones: dolor con vergüenza- y remitirse a una identidad nacional negativa. En gran parte esta ambivalencia se debe a que fue un hecho producido bajo la iniciativa y conducción de la dictadura militar. Hay distintas posturas que se desarrollan en el cd. Una de ellas es el rechazo a priori de la Guerra de Malvinas, sin un análisis profundo, tiene el efecto de evitar una reflexión necesaria sobre un hecho histórico que ha marcado la subjetividad individual y colectiva de quienes la vivieron y de las generaciones posteriores; mientras esa reflexión no se produzca la memoria del hecho sólo proyectará una sombra negativa sobre la identidad nacional. En nuestros días la memoria de la guerra nos descubre otros hechos crueles y vergonzosos, la violación de los derechos humanos de los soldados por parte de sus superiores: torturas, estaqueamientos, privación de alimentos y abrigos, entre otras prácticas propias de la dictadura, que están siendo investigadas en una causa judicial.
De la sociedad depende que para las generaciones futuras la memoria Guerra de Malvinas no quede reducida a la fórmula “Héroes que murieron por la Patria”, sino que, por el contrario, su conmemoración exprese la complejidad de este hecho y sirva para reflexionar sobre nuestra sociedad y nuestra historia. Proponemos a los docentes y a la sociedad toda a recordar y revisar sus propias experiencias y memorias sobre ese momento de la historia reciente.


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