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Por Darío Zarco
Lunes, 30 de marzo de 2015
Capitanich prometió sorpresas
"Seguramente habrá sorpresas”, dijo el gobernador Jorge Capitanich sobre el cierre de listas de candidatos para las primarias del 24 de mayo. Mientras, por lo bajo, varios dicen que el más sorprendido es él.


Un mes atrás el traqueteo de la interna radical era música para los oídos del oficialismo. Aída Ayala capeaba el rechazo a su fórmula con Bruno Cipolini y se alistaban otros dos precandidatos para hacerle frente, y ni siquiera tenía paz en Resistencia, donde Roy Nikisch blandía sus pergaminos de gobernador y senador amenazando con disputarle la intendencia a su patrocinado Leandro Zdero. Cronológicamente, todavía no está todo dicho, pero el panorama cambió radicalmente.



Ahora es Capitanich quien está obligado a poner toda su astucia al servicio del liderazgo que todos le reconocen casi como una frase hecha. Si él es el líder todos deberían confiar y seguirle los pasos, pero la inminencia del momento decisivo tensó las cuerdas al límite.



Las encuestas de las que Capitanich supo valerse casi religiosamente hoy le juegan una mala pasada: Peppo, aventado por el gustavismo, encabeza las mediciones mientras el mote de "coquista” de Aguilar no alcanzó para darle solvencia a sus pretensiones. Este tiempo de proselitismo sirvió para sincerar los adjetivos: los detractores de Peppo lo acusan de haber traicionado a Capitanich en 2007 al desdoblar las elecciones de Villa Ángela dejándolo solo frente al radical Ángel Rozas, y el haber cimentado su campaña desde la función pública, apañado por Juan Carlos Bacileff Ivanoff a cargo de la gobernación; y los detractores de Aguilar dicen que no es peronista y que llegó a la política por el camino más corto, lo que para ellos explica por qué pasó como un rayo de ministro a diputado provincial y presidente de la Legislatura, a senador con ambiciones gubernamentales en apenas dos años.



Entre estos extremos hay infinitos puntos alternativos que le servirán a Capitanich para relajar las riendas. Dicen que es mejor un mal arreglo que un buen juicio. Daniel Capitanich-Hugo Sager es una fórmula más simpática para los peronistas que cualquier otra encabezada por Aguilar, pero eso no incluye a Peppo; habrá que probar combinaciones más inclusivas porque no hay tiempo para empezar todo de nuevo. A esta hora, hacer cuajar a la fuerza una fórmula de coquistas de pedigrí es un riesgo muy alto para Capitanich. Ganaría, pero un triunfo a lo Pirro es también una derrota.


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