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Gerardo Roberto Martínez
Domingo, 29 de marzo de 2015
30-03-82: Resistencia contra la Dictadura
El golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976 contra los trabajadores y el pueblo tuvo como objetivo desarticular las organizaciones obreras, disciplinar en el plano de la producción, controlar las demandas y cuestionamientos que generaría la imposición de un modelo económico liberal y aniquilar las organizaciones revolucionarias y populares. Además, se propusieron apropiarse como clase del poder del Estado, porque lo necesitaba para la aplicación del proyecto económico encarnado en la figura del ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz.


Para ello intervinieron la CGT y numerosos sindicatos, suspendieron la
actividad gremial, prohibieron el derecho de huelga y separaron las
obras sociales de los sindicatos. A un mes del golpe se reformó la Ley
de Contratos de Trabajo, anulando normas en materia de derechos.
Pero el pueblo y sus organizaciones dieron batalla para el regreso de
la democracia. En abril de 1979 la CGT ordena el primer paro general
contra el gobierno. El país se paralizó, se cortaron avenidas y rutas
y se acampó en las puertas de las fábricas. Fue tan masivo que la
dictadura prefirió minimizarlo ante la imposibilidad de reprimirlo. La
peregrinación a Luján de ese año fue bajo la consigna "Unidos a María
anunciemos a Jesús", en tanto los carteles de las parroquias y grupos
estudiantiles y de trabajadores pedían Paz y Trabajo.

La CGT Brasil convocó una huelga general el 22 de julio de 1981. Hubo
represión en Mendoza, San Miguel de Tucumán, Rosario, Córdoba y
Avellaneda. El 7 de noviembre, una manifestación por las calles de
Liniers culminó con un acto de más de 20 mil personas frente a la
Iglesia de San Cayetano, donde se retoma para el Movimiento Obrero la
vieja consigna "Paz, Pan y Trabajo". La dictadura produce una gran
represión con cientos de detenidos.

Para el 30 de marzo de 1982, los trabajadores nucleados en la CGT
Brasil y bajo la conducción de Saúl Ubaldini convocaron a una jornada
de protesta en todo el país, bajo las consignas “Paz, Pan y Trabajo” y
“Abajo la dictadura militar”. El Ministerio del Interior presionó para
que la marcha no se hiciera, argumentando que la CGT no había
solicitado autorización para realizar el acto y que estas situaciones
podían producir alteraciones a la seguridad y el orden público,
recordando que seis dirigentes sindicales, entre ellos Saúl Ubaldini,
se encontraban procesados por haber declarado otras huelgas generales.

El día de la protesta, Buenos Aires amaneció con carros de asalto,
carros hidrantes, la montada de la policía federal, militares en traje
de fajina, armas largas y cortas, por todo el centro porteño. Desde
horas tempranas, obreros y trabajadores se fueron agrupando para
marchar hacia el centro. Los dirigentes llegaron abrazados por Av. de
Mayo hasta la Avenida 9 de julio y detrás, cientos de activistas. La
marcha pretendía entregar un documento en Casa Rosada. Se cantaba "El
Pueblo Unido jamás será vencido", "Se va a acabar, se va a acabar la
dictadura militar" y "Luche, luche que se van".


Hubo al menos tres horas de violentos enfrentamientos entre los
manifestantes, que intentaban llegar hasta la Plaza de Mayo, y
centenares de policías. Las fuerzas de seguridad no sólo arremetieron
contra quienes integraban las columnas de manifestantes, sino que
detuvieron también a tres periodistas (uno de ellos de una cadena de
televisión norteamericana) y a tres reporteros gráficos.

Hubo también manifestaciones en Mendoza, donde la represión culminó
con el asesinato del sindicalista José Ortiz; en Rosario, dos mil
trabajadores recorrieron el centro de la ciudad contra la dictadura;
en Mar del Plata y San Miguel de Tucumán detuvieron a doscientas
personas por repudiar al gobierno militar; en Córdoba, el Tercer
Cuerpo del Ejército patrulló las calles con columnas de hasta siete
vehículos militares por temor a la movilización de los trabajadores.

Entre los detenidos figuraban el entonces secretario general de la CGT
nacional, Saúl Ubaldini, y cinco integrantes de la comisión directiva;
el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, junto a un grupo de
madres de Plaza de Mayo. Al día siguiente, la CGT elaboró un documento
afirmando que el proceso militar estaba "en desintegración y desbande"
y reclamando un gobierno cívico militar de transición a la democracia.
Ese texto nunca llegó a difundirse, porque antes los militares
salieron de la sombría situación en que se habían colocado fugando a
Malvinas.

La CGT y los trabajadores le habían demostrado a los dictadores que
debían dejar el gobierno, que ya nada era igual, que se había
alcanzado un grado de organización suficiente para hostigarlos hasta
echarlos. El movimiento obrero hizo el 30 de marzo de 1982 una jornada
tan trascendente como lo fueron en las décadas del ‘60 y’ 70.
Sin embargo, la última resistencia permanece aun semioculta. Vaya este
aporte para visibilizarla y mantenerla viva en la memoria de las
luchas populares.

Gerardo Roberto Martínez
Presidencia de la Plaza (Chaco); 29 de marzo de 2015


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