El facilismo no fortalece la educación - EsChaco.com - Resistencia

Por Luis Verdún

Viernes, 26 de septiembre de 2014

El facilismo no fortalece la educación

Se aprobó un nuevo régimen de evaluación para la provincia de Buenos Aires que comprende a los alumnos del nivel de educación primaria.

Si bien existen coincidencias con el régimen de calificación, evaluación, acreditación y promoción aprobado por Resolución nº 1304/96 del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, existen diferencias notables como por ejemplo la posibilidad de que los niños aprueben las áreas curriculares con cuatro (4).

Evidentemente el objetivo de la reforma pasa por intentar maquillar la debacle educativa que se vive en la Argentina, que impacta principalmente en la provincia de Buenos Aires por su densidad poblacional y por la cantidad de alumnos que concurren a las escuelas públicas y a los colegios privados subvencionados por el Estado. Aunque la preocupación reside en que sea adoptada por otras provincias afines al pensamiento nacional.

Esta reforma va en sintonía con otras medidas que ha adoptado el modelo gobernante en los últimos años para esconder los resultados de políticas equivocadas, como la inflación y las cifras del Indec.
Quitarle la exigencia a la educación es tan dañino como atentar contra la cultura del trabajo. Se trata de los dos grandes mecanismos que hay en cualquier comunidad para lograr la movilidad social, es decir, la posibilidad que tiene cada familia e individuo de poder progresar en función de su capacidad, esfuerzo y sacrificio.

Lo que se quiere vender bajo el rótulo de la “inclusión social” es una falsedad absoluta. Un sistema educativo nunca va ser más inclusivo por el simple hecho de que los chicos no sean aplazados o porque tienen más facilidades para pasar de año sin acreditar conocimientos básicos y elementales.

Si en la Argentina hay exclusión es porque otras cosas están funcionando mal, como por ejemplo el modelo económico impulsado desde gobierno nacional que ha llevado a que tengamos actualmente a más del 42% de los jóvenes en el Conurbano bonaerense según el último informe de la Universidad Católica, bajo la línea de la pobreza y al 50% de los estudiantes del nivel medio del en todo el país abandonando el colegio. Para erradicar este flagelo de nada sirve manejar las estadísticas. Lo que se debe hacer es instrumentar un profundo cambio de las estructuras económicas, con planes que prioricen el desarrollo del sistema productivo, el valor agregado y la generación de trabajo genuino.
Hay que revisar la totalidad del funcionamiento del sistema educativo de manera de conceptualizar mejor y luego mejorar. Y sobre todo, hay que trabajar en el eslabón fundamental para que esto tenga realismo: los docentes. Si la inclusión en Educación es considerada desde el facilismo y sin exigencias que respeten las capacidades de cada edad, indudablemente se generará un descenso en las competencias que se deben formar en nuestros niños.

Con una formación débil se corre el riesgo de ir dejando de lado hábitos de estudio, conductas y actitudes que los ayuden a superarse a nivel cognitivo y socio afectivo, puede ocurrir que se produzca una educación sin exigencias de esfuerzos, ni capacidad de superación y, al cursar otros niveles les será sumamente dificultoso asumir estudios superiores, el ejercicio de una ciudadanía responsable o la posibilidad de acceder a un trabajo.

Las preguntas que deberíamos hacernos son: ¿Se han evaluado las consecuencias al poner en práctica este nuevo Régimen? ¿Este modo de evaluar, calificar y promocionar ocasionará dificultades cuando los alumnos cursen niveles superiores? ¿Generará una posible frustración ya que, dado este facilismo inicial, muchos jóvenes podrían ver desalentadas sus expectativas en el futuro? Lo que si tenemos claro es que disminuir los niveles de exigencia no contribuye para nada a fortalecer la calidad de la Educación.