Consejos útiles para el consumo de pescados y mariscos durante la Semana Santa
Frente al aumento del consumo de pescados durante la Semana Santa, especialistas del Ministerio de Salud Pública brindaron una serie de consejos para evitar intoxicaciones y posibles complicaciones en la salud.
Sumar este alimento a la dieta es siempre una buena costumbre, pero dado que es un producto perecedero que se puede alterar con facilidad, es importante tener en cuenta algunos cuidados al momento de su compra y conservación. La directora de Bromatología de la Provincia, Rosa Navarro, hizo particular hincapié en que al momento de la compra, la adquisición de cualquier tipo de pescado deberá realizarse en comercios habilitados que presenten buena higiene general y exhiban sus productos frescos, conservados en abundante hielo (cubiertos) o congelados.
Presentación del producto
En este sentido, señaló que al comprarlo, el pescado fresco debe presentar: Un ligero olor a pescado, pero nunca olor a amoníaco; los ojos siempre brillantes, no hundidos. La opacidad o el hundimiento son signos de deterioro; las agallas rojas, las escamas adheridas al cuerpo y su carne firme. No debe ceder ante la presión del dedo; pigmentación viva y brillante; la columna vertebral firmemente adherida a los músculos (si se la intentara separar de ellos, debería romperse) y la sangre roja y brillante: si el pescado no está fresco, el color se vuelve marrón pardo.
Cuidados en el hogar
Una vez adquiridos, los pescados y mariscos deben transportarse directamente al hogar y ser refrigerados inmediatamente para evitar el corte de la cadena de frío. Al momento de la conservación del pescado es recomendable: mantenerlo no más de 1 ó 2 días en la parte más fría de la heladera y hasta 3 meses en el freezer; no descongelar y volver a congelar los pescados y mariscos; al descongelarlos, no hacerlo a temperatura ambiente; una vez preparados, consumirlos lo antes posible y bien cocidos.
Crustáceos y calamares
En cuanto a los crustáceos menores, como camarones y langostinos, Navarro explicó que se debe tener especial cuidado en observar que no presenten manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco.
Los calamares, por su parte, deben tener la piel lisa, suave y húmeda, sin manchas sanguinolentas o extrañas. Sus ojos tienen que ser brillantes y salientes, y su musculatura consistente y elástica. Los mejillones, u otros moluscos bivalvos, deben tener las valvas cerradas y una vez cocidos, abrirse. Si están abiertas, hay que comprobar que se cierran con un ligero golpe. Asimismo, se recomienda que las pencas de bacalao salado tengan un aspecto seco y sin puntos rojos o negros en su superficie, ya que ello indicaría que tienen hongos.