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Por Delfo Rodríguez para la Revista CIMA
Domingo, 5 de enero de 2020
Marcos Madrid: La imagen de la perseverancia
Hay personas que tienen la posibilidad de elegir qué es lo que quieren ser en la vida. Otros, como el caso de este formoseño, recorren múltiples caminos hasta que un día lograron encontrar su pasión. La de Marcos fue la fotografía.



Nació en Formosa, en un pequeño pueblo llamado El Paraíso. Su padre, Marcelo Madrid, era trabajador rural dedicado a la cría de animales y otras tareas, mientras que su madre, Antonia Matorras, era ama de casa. Marcos tiene 3 hermanos y expresa que si volviera a nacer no cambiaría en nada su vida. Quisiera vivir nuevamente su infancia tal cual la disfrutó, en el mismo lugar. Es un hombre simple caracterizado por el hablar pausado.

Antes de llegar a ser fotógrafo y haber descubierto la fotografía como medio de vida, pero principalmente como medio de expresión, pasó por diversas actividades que lo fueron llevando a entender cómo se moviliza la sociedad en que vivimos y qué significa vivir. Pero siempre teniendo como premisa fundamental el trabajo. Sus padres eran de condición trabajadora pero muy ricos en cuanto a valores, amantes de la cultura del trabajo. Con esa herencia Marcos decidió emprender un camino que sus progenitores apoyaron, pasando por Esquina, en la provincia de Corrientes, hasta que se afincó definitivamente en Resistencia, capital de Chaco. Allí conoció a Elsa, su esposa, con quién lleva 40 años transitando juntos el mismo camino.

“En mi casa había gallinas, pavos y todo tipo de animales. Mi madre, como era clásico en el campo, tenía una pequeña huerta,muy bien cuidada, donde tenía todo tipo de verduras y hortalizas. El paisaje se completaba con la forestación lugareña y loslugares por donde solía caminar y jugar siendo niño”.

“Tengo estudios primarios, hice hasta 6to grado gracias a un maestro del pueblito pero, cuando llegó el momento de la secundaria, había que emigrar para poder estudiar. Me fui, y el lugar elegido fue Esquina, Corrientes. Allí me recibió la familia Machuca, quienes fueron mis tutores, por mandato paterno, y yo terminé siendo conocido como Machuquita”.

Estando en Esquina, tuvo su primer empleo, en el mismo Almacén de Ramos Generales de la familia que lo albergaba. Comenzó atendiendo al público y luego cuando se recibió como Perito Mercantil, en el colegio secundario de esa localidad, pasó a ser el administrativo llevando la administración y la contabilidad del negocio. Eso le dio experiencia y quiso estudiar Ciencias Económicas. Para ello tuvo que trasladarse y así llegó a Resistencia.


Luego de varios intentos la carrera quedó trunca, pero el inquieto Marcos ya había iniciado un camino que desembocaría en la fotografía. Tuvo un quiosco, una pequeña despensa y luego un taller de cuadros. Allí tuvo su primer contacto con la posibilidad de pintar con luz. A su negocio comenzaron a llegar fotógrafos para encuadrar sus fotografías, lo que en aquellos tiempos se denominaban murales. El bichito había picado y había transmitido su efecto.



SUS INICIOS

Vio un aviso en el diario, se anotó en un curso y hasta se compró su primera cámara, un Ricoh 50. Fiel a su estilo criterioso,su personalidad madura y una absoluta sinceridad cuenta que: “Como siempre, en este país la economía estuvo en crisis. Tuve que cerrar un negocio, comencé con los cuadros, ya estaba casado y necesitaba una entrada más para mi hogar, vi en la fotografía esa posibilidad. Con esto quiero decir que lo que me movilizaba era generar dinero y la posibilidad de trabajar y expresarme por medio de ella era la segunda opción. Hice una toma a mi hija Verónica, la imprimí en un tamaño grande, la coloqué en un cuadro y con él bajo el brazo y mi cámara salí en búsqueda de posibles clientes, golpeando de puerta en puerta.

Todo fue progresivo, hasta que un día llegué al taller y había vendido 12 cuadros, ese fue el punto de inflexión por el cual me incliné por esa actividad, delegué en mi esposa la atención de los cuadros, luego también mi padre que, junto con mi madre,vivían conmigo. Ese fue el comienzo de lo que soy en la actualidad, ya no pasaba por el resultado económico, había algo más. Tal vez mi carácter introvertido hizo que tardara más de lo debido en que se despertara en mí esa pasión, soy un agradecido a la vida por ello”.

Otro hecho fortuito que incidió en su vida fue otra crisis, la del la fotografía en pleno centro de Resistencia y tuvo que cerrarlo. Se refugió en su casa un fin de semana y pensó que el lunes se levantaría, ya sin obligación horaria, para ver qué es lo que haría. Para su sorpresa llegó a su casa uno de sus clientes para encargarle un trabajo, al rato, otro y así sucesivamente durante todo el día. A partir de ese momento su historia comenzó a escribirse de otra manera.

“A partir de allí todo fue distinto. En mi propia casa monté mi laboratorio. Mis hijos se integraron al emprendimiento familiar. Me dediqué por completo a la impresión de fotografías en color y en blanco y negro, pero también me consoliden como fotógrafo”.


“Siempre fui de leer mucho, mis ratos libres o de reflexión se los dedico a la lectura, me gusta mucho la poesía y mi autor preferido es Mario Benedetti. La música clásica también ocupa un lugar importante, en ella me refugio cuando necesito estar tranquilo, ella me acompaña en mi laboratorio cuando trabajo”.



LA ANÉCDOTA

“Una vez fui contratado por una señora para el cumpleaños de 15 de su hija. Ese día me concentré y me preparé . Llegué a la fiesta y me dediqué a las distintas tomas que una celebración de estas se merece, pero choqué con la dificultad de que había un familiar invitado, proveniente de Buenos Aires, que se interponía en cada una de mis tomas, con su cámara. Él no entendió, al parecer, que el fotógrafo contratado era yo y que tenía que hacer mi trabajo. Me molestó tanto su accionar, que en un momento determinado de la fiesta me retiré muy molesto, sin siquiera avisarle lo sucedido a quién me contrató. De todas maneras siempre me quedó una especie contradicción interna, si había actuado bien o mal.

Pasó un año, vino la señora al negocio y me preguntó si yo no tenía alguna fotografía en mi archivo, ̓creo que sí, tendré que buscarlas̓, respondí. Me explicó que su pariente había tenido problemas y no había registrado ninguna toma. ̓Qué lástima̓, dije y pregunté: ̓¿Cómo está su hija?̓, me miró, noté que en sus ojos había mucho dolor y me respondió: ella falleció en un accidente”.

Superado el estupor inicial, cuenta Marcos, buscó los negativos, imprimió la fotos, las colocó en un álbum y se las entregó sin cargo. Fue una experiencia muy dolorosa, pero resultó ser un gran aprendizaje.

Marcos Madrid es un excelente fotógrafo y su calidad humana es extrema. Sus fotografías están en la vida misma, en el recuerdo de su infancia en El Paraíso, en su paso por Esquina, en su incursión en Resistencia y en los momentos de aquella gente que retrató. Ese álbum que contiene miles de imágenes se llenó con las tomas de este hombre, que demuestran lo que dice aquella frase que nos hace verlo de cuerpo entero: “Cuando fotografías a una persona en color, fotografías su ropa, cuando lo haces en blanco y negro, fotografías su alma”.

Sus mejores fotos son en monocromo y su mayor virtud es la humildad. Incapaz de hablar de su grandeza y de lo mucho que representa para varias generaciones, pero sí, en esta nota, nos permitió tomarle una fotografía en blanco y negro.



Fotos Jorge Tello


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